domingo, 17 de noviembre de 2013

Introducción a Joan Miró (1893-1983)

Joan Miró i Ferrà (Barcelona, 20 de abril de 1893 - Palma de Mallorca, 25 de diciembre de 1983) comenzó su trayectoria con formas fauvistas y cubistas. En 1919 llega a París y entabla amistad con los dadaístas, con los que coincide en la necesidad de reinterpretar la realidad, de trascender la pintura, de buscar nuevos personajes y nuevos lenguajes de expresión. Miró utiliza un lenguaje cercano a la abstracción, donde quedan elementos reconocibles que sirven de soporte simbólico a los mensajes del subconsciente. Algunas de sus primeras obras en París son La masía (1921), El campo labrado (1923-24) y El carnaval del arlequín (1924-25), su lienzo más conocido.

Desde 1925, Miró empieza a utilizar fondos monocromos de texturas irregulares, donde coloca su particular universo, en el que aparece con frecuencia el tema de la mujer. En 1928 viaja a los Países Bajos e, influido por la pintura flamenca, realiza Interior holandés I y II. La continuidad creadora se ve interrumpida por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Naturaleza muerta con zapato viejo evidencia su protesta por el desarrollo del fascismo. Es una imagen del dolor y del sufrimiento conseguida por la presencia de objetos cotidianos de aspecto amenazante. Los cuadros de esta época muestran unas figuras agresivas, feroes, envueltas en un colorido radical y agrio que nos inquieta y perturba. Son las llamadas pinturas salvajes.

La serie Constelaciones, que termina en Mallorca, donde vive a partir de 1940, ocupa su actividad durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Sobre fondos preparados con aguadas de color sucio, Miró pinta nuevamente su universo, su pequeño microcosmos. Estas obras nos presentan un mundo orgánico, creación personal del pintor español, con una gran identidad entre poesía y pintura. Al final de la guerra, las Constelaciones son enviadas a Nueva York y expuestas en 1945. A partir de entonces se suceden los reconocimientos oficiales. Sus colores se van aclarando y los cuadros se llenan de una nueva luminosidad.

Interior holandés I (1928)
En esta época trabaja tanto en las llamadas pinturas lentas, muy acabadas y perfectas, de colores brillantes, como en las pinturas espontáneas, donde prevalece la rapidez, la absoluta ingenuidad y la introducción de materiales como cuerdas y alambres, en obras de pequeño tamaño, como en los grandes murales que hace para instituciones como la UNESCO. Miró también trabajó en el campo de la escultura, la cerámica o la litografía.
El campo labrado (1923-24)