
Encontramos a Gala representada de una forma muy realista casi como si se tratase de una fotografía, se encuentra sentada en un pedestal flotante, que su vez flota sobre otros peldaños o pedestales flotantes más pequeños, con la mirada hacia el frente y la mano izquierda acariciando al cisne que se le acerca para poder besarla. Leda y el cisne son el centro de la composición, inscritos dentro de un pentágono en el cual a su vez se inserta una estrella de cinco puntas, haciendo de este cuadro una divina proporción. Esta manera de componer el cuadro le supuso a Dalí meses de estudio con un matemático rumano, Matila Ghyka, para poder conseguir esas proporciones, basadas en el matemático renacentista fray Luca Pacioli.
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Leda atómica (1949) |
Dalí quiere personificarse en el cuadro como el cisne, pero al mismo tiempo relaciona a Castor y Pólux como almas gemelas, al igual que él y su esposa, Gala. Como curiosidad sabemos que el cisne fue motivo de una joya que diseñó y regaló a Gala en 1959. Para entender la finalidad de esta obra, podemos acabar con unas palabras del propio autor:
«Empecé a pintar Leda Atómica que exalta a Gala, la diosa de mi metafísica y conseguí crear el “espacio-suspendido”».