España es posiblemente el país europeo en el que la repercusión del surrealismo sobre la literatura fue mayor. En nuestro país fue conocido tempranamente: a la traducción del Manifiesto en 1925 hay que añadir las visitas de André Breton a Barcelona (1922) y la de Louis Aragon a la Residencia de Estudiantes de Madrid (1925), donde vivían Luis Buñuel, Federico García Lorca, Salvador Dalí, etc. No obstante, la difusión surrealismo en España debe mucho al poeta Juan Larrea.
Juan Larrea |
Juan Larrea (Bilbao, 1895 - Córdoba, Argentina, 1980), se inicia en el ultraísmo y el creacionismo, pero ya en 1924 conoce a los surrelistas en París, donde residirá desde 1926. Escribe entonces en francés, pero sus versos son traducidos en España por Gerardo Diego. Son versos que responden al surrealismo más puro y que revelan una notable capacidad creadora.
A Larrea debe atribuirse, según Luis Cernuda, la orientación surrealista de varios poetas de la Generación del 27. Para otros es fundamental la influencia de Dalí o de Buñuel. Lo cierto es que casi todos los componentes del grupo, en cierto momento de su evolución, quedaron fuertemente marcados por el surrealismo. A su influjo, como ya es sabido, se deben dos libros tan fundamentales como Sobre los ángeles de Rafael Alberti o Poeta en Nueva York de Lorca, así como buena parte de la obra de Vicente Aleixandre. El mismo Cernuda llego a decir que el surrealismo francés «obtiene con Aleixandre en España lo que no tuvo en su tierra de origen: un gran poeta».
Ante tales logros, debe señalarse, sin embargo, que, en general, el surrealismo español no es «ortodoxo»: nuestros poetas no llegaron a los extremos de la pura creación inconsciente, ni practicaron la escritura automática. En sus poemas puede percibirse siempre (por difícil que sea) una intencionada idea creadora como hilo conductor de las mayores audacias. Lo que sí hubo es una liberación de la imagen, desatada de bases lógicas, y con ello un enriquecimiento prodigioso del lenguaje poético.